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Trabajo sobre los trastornos de la personalidad.

Trastornos de la personalidad (www.msd.es)
Los trastornos de la personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, incluyendo una variedad de situaciones.
Cada uno tiene patrones característicos de percepción y de relación con otras personas y situaciones (rasgos personales). Dicho de otro modo, toda la gente tiende a enfrentarse a las situaciones estresantes con un estilo individual pero repetitivo. Por ejemplo, algunas personas tienden a responder siempre a una situación problemática buscando la ayuda de otros. Otras siempre asumen que pueden manejar los problemas por sí mismas. Algunas personas minimizan los problemas, otras los exageran.
Aunque la gente tiende a responder siempre del mismo modo a una situación difícil, la mayoría es propensa a intentar otro camino si la primera respuesta es ineficaz. En contraste, las personas con trastornos de la personalidad son tan rígidas que no pueden adaptarse a la realidad, lo cual debilita su capacidad operacional. Sus patrones desadaptados de pensamiento y comportamiento se hacen evidentes al principio de la edad adulta, frecuentemente antes, y tienden a durar toda la vida. Son personas propensas a tener problemas en sus relaciones sociales e interpersonales y en el trabajo.
Las personas con trastornos de la personalidad generalmente no son conscientes de que su comportamiento o sus patrones de pensamiento son inapropiados; por el contrario, a menudo creen que sus patrones son normales y correctos. Con frecuencia, los familiares o los asistentes sociales los envían a recibir ayuda psiquiátrica porque su comportamiento inadecuado causa dificultades a los demás. En cambio, la gente con trastornos por ansiedad se causa problemas a sí misma pero no a otros. Cuando las personas con trastornos de la personalidad buscan ayuda por sí mismas (frecuentemente, a causa de frustraciones), tienden a creer que sus problemas están causados por otras personas o por una situación particularmente dificultosa.
Los trastornos de la personalidad incluyen los siguientes tipos: paranoide, esquizoide, esquizotípico, histriónico, narcisista, antisocial, límite, evitador, dependiente, obsesivo-compulsivo y pasivo-agresivo. El trastorno de identidad disociativo, anteriormente llamado trastorno de personalidad múltiple, es un trastorno completamente diferente.
Tipos de trastornos de la personalidad
Se han descrito diversos trastornos de la personalidad que, en definitiva, configuran diferentes "formas de ser" que ocasionan sufrimiento, muy arraigadas en el individuo y nada normales para el entorno. Como ya hemos dicho, estas diferentes formas de ser o, mejor dicho, los distintos trastornos de la personalidad, no son problemas independientes sino que, en muchas ocasiones, se solapan unos con otros. Por ejemplo, alguien puede tener trastorno límite de la
personalidad y, además, presentar rasgos histriónicos, antisociales o paranoides. Con esto venimos a decir que un mismo sujeto puede verse reflejado en más de uno de estos problemas.
Vamos a exponer brevemente en qué consisten los trastornos de la personalidad más conocidos y que constan en las clasificaciones actuales que manejamos los profesionales. Para la persona que sólo desee profundizar en algún trastorno, recomendamos visitar la sección "¿Padezco un trastorno de la personalidad?", en la que figuran breves descripciones de los tipos que vamos a revisar seguidamente:
Trastorno paranoide.
Trastorno esquizoide.
Trastorno esquizotípico.
Trastorno antisocial.
Trastorno límite
Trastorno histriónico
Trastorno narcisista.
Trastorno por evitación
Trastorno por dependencia.
Trastorno obsesivo-compulsivo.
Trastorno por necesidades emocionales.
¿Padezco un trastorno de la personalidad?
Solamente un profesional de la salud mental, preferiblemente especializado en trastornos de la personalidad, puede determinar su presencia mediante el correspondiente proceso diagnóstico. En este proceso, aunque exista un apoyo en herramientas como los tests (destacando, por ejemplo, el MCMI de Millon o la entrevista estructurada SCID), lo más determinante es el cara a cara del paciente con el profesional y toda la información que éste recabe.

Trastorno bipolar
Es una afección que implica períodos de estado de ánimo irritable o elevado (manía), alternando con períodos de depresión. Las "fluctuaciones en el estado de ánimo" entre manía y depresión pueden ser muy abruptas.
Síntomas
La fase maníaca puede durar de días a meses y puede abarcar los siguientes síntomas:
Agitación o irritación
Autoestima elevada (delirios de grandeza, creencias falsas en habilidades especiales)
Poca necesidad de sueño
Estado de ánimo notoriamente elevado
hiperactividad
incremento de la energía
falta de autocontrol
pensamientos apresurados
Compromiso exagerado en las actividades
Control deficiente del temperamento
Comportamientos imprudentes
incurrir en excesos de comida, bebida y/o consumo de drogas
deterioro de la capacidad de discernimiento
promiscuidad sexual
hacer gastos exagerados
Tendencia a distraerse fácilmente
Estos síntomas de manía se observan con el trastorno bipolar I. En las personas con trastorno bipolar II, los episodios hipomaníacos implican síntomas similares que son menos intensos.
La fase depresiva de ambos tipos de trastorno bipolar incluye los siguientes síntomas:
Estado de ánimo bajo diariamente
Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones
Trastornos en la alimentación
pérdida del apetito y pérdida de peso
consumo exagerado de alimentos y aumento de peso
Fatiga o desgano
Sentimiento de desesperanza y/o culpa y falta de valor
Pérdida de la autoestima
Tristeza permanente
Pensamientos frecuentes acerca de la muerte
Trastornos del sueño
somnolencia excesiva
incapacidad para dormir
Pensamientos suicidas
Apatía por las actividades que alguna vez fueron placenteras
Aislamiento de los amigos
Existe un alto riesgo de suicidiocon el trastorno bipolar. Estando en cualquiera de las dos fases, los pacientes pueden abusar del alcohol u otras sustancias, lo cual puede empeorar los síntomas.
Algunas veces, hay una superposición entre las dos fases. Los síntomas maníacos y depresivos se pueden presentar juntos o uno detrás de otro en lo que se denomina estado mixto.
Tratamiento
Los episodios de depresión o manía retornan en la mayoría de los pacientes, a pesar del tratamiento. Los mayores objetivos del tratamiento son:
Evitar ciclos de una fase a otra
Evitar la necesidad de una hospitalización
Ayudar a que el paciente se desempeñe lo mejor posible entre episodios
Prevenir el comportamiento autodestructivo, incluyendo el suicidio
Reducir la gravedad y frecuencia de los episodios
El médico primero intentará determinar lo que puede haber desencadenado el episodio del estado anímico e identificar cualquier problema médico o emocional que podría interferir o complicar el tratamiento.
Los fármacos llamados estabilizadores del estado anímico se consideran la primera línea de tratamiento.
También se puede ensayar con otros fármacos anticonvulsivos.
Otros fármacos empleados para tratar el trastorno bipolar abarcan:
Antipsicóticos y ansiolíticos, que se pueden utilizar para estabilizar el estado de ánimo.
Se pueden agregar antidepresivos a los estabilizadores del estado de ánimo para tratar la depresión. Las personas con trastorno bipolar son más propensas a tener episodios maníacos e hipomaníacos si se les administran antidepresivos. Debido a esto un antidepresivo sólo se usa en personas que también están tomando un estabilizador del estado de ánimo.
Se puede usar terapia electroconvulsiva (TEC) para tratar la fase depresiva o maníaca del trastorno bipolar que no responde a los medicamentos.

La estimulación magnética transcraneal (EMT) usa pulsos magnéticos de alta frecuencia que están dirigidos a las áreas afectadas del cerebro. Casi siempre se utiliza como tratamiento de segunda línea después de la terapia electroconvulsiva.
Los pacientes que están en la mitad de episodios maníacos o depresivos posiblemente necesiten permanecer en un hospital hasta que su estado anímico se estabilice y sus comportamientos estén bajo control.
Los médicos todavía están tratando de decidir la mejor manera de tratar el trastorno bipolar en los niños y adolescentes. Los padres deben considerar los riesgos y beneficios potenciales del tratamiento para sus hijos.
Programas y terapias de apoyo:
Los tratamientos familiares que combinan apoyo y educación acerca del trastorno bipolar (psicoeducación) parecen ayudar a las familias a hacerle frente y reducir las probabilidades de retorno de los síntomas. Los programas que hacen énfasis en los servicios de integración y apoyo de la comunidad pueden ayudar a las personas que carecen de apoyo social y familiar.
Otros datos:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), del 3% al 5% de la población a nivel mundial padece de este trastorno de origen genético que suele presentarse desde los 20 años.
El psicólogo Illich Verduga indica que los últimos estudios de la enfermedad revelan que el síndrome ya no solo se presenta en los países desarrollados, donde existía mayor incidencia por el ritmo agitado de vida que llevan sus habitantes, sino también en los subdesarrollados.
TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD
El trastorno límite de la personalidad, o borderline, también llamado limítrofe o fronterizo, abreviado como TLP, es actualmente definido como un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por desrregulación emocional, pensamiento extremadamente polarizado y relaciones interpersonales caóticas. El perfil global del trastorno también incluye típicamente una inestabilidad generalizada del estado de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad, que puede llevar a periodos de desolación.Se incluye dentro del grupo B de trastornos de la personalidad, los llamados "dramático-emocionales". Es, con mucho, el más común de los trastornos de la personalidad.
El término borderline para referirse al trastorno está ampliamente extendido, incluso fuera del mundo anglosajón. Las razones son de índole histórica debido a la popularización del concepto en psiquiatría por C. H. Hughes y posterior adopción por el psicoanalista Adolph Stern en 1938 para caracterizar afecciones psiquiátricas que superaban la neurosis pero que no alcanzaban la psicosis (muchos autores califican los síntomas del TLP como pseudopsicóticos). Bajo esta concepción se establecía un continuo gradual entre uno y otro extremo, situándose el trastorno en el "límite".
El concepto formal de Trastorno límite de la personalidad es relativamente nuevo en el campo de la psicopatología.
El paciente con trastorno límite de personalidad se beneficia con el uso de medicamentos para la impulsividad, los estados psicóticos, la inestabilidad afectiva y la depresión. Debe iniciarse el tratamiento con dosis bajas y aumentarlas progresivamente, sin cambiar o agregar medicamentos antes de haber esperado un lapso razonable.
Niveles sintomáticos
Birger Dulz, 2001 introdujo una clasificación de los TLP en contacto con los factores antes mencionados en subtipos, los así llamados "niveles sintomáticos". Se orientan hacia otros trastornos de la personalidad, distinguiéndose, no obstante, de la neurosis y la psicosis. Según Dulz, es raro que en las formas más severas de TLP haya un único nivel sintomático.
Esta clasificación se amplió al incluirse el modelo de Stone (1994). Según éste, los TLPs divergían entre un factor ofensivo (llamado factor heteroagresivo) y un "factor pasivo" (llamado factor autoagresivo). El factor ofensivo se atribuye primariamente a abusos físicos graves que sufrieron los afectados. El factor pasivo se atribuye al abuso sexual primario.
El nivel sintomático de temor (al que se refiere como el estadio más maduro) representa una forma más leve. Aquí la estructura del Yo es por lo menos lo suficientemente estable como para que el síntoma central se transforme en un miedo indefinido que se manifiesta abiertamente. Con los casos más severos, la estructura del Yo es más inestable y los grados de temor son mayores, lo que conduce a una exteriorización de los sentimientos de temor más intensa (referido como estructura escindida) y son encubiertos o convertidos por otros síntomas.

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